La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos ha manifestado su profunda preocupación ante las “múltiples violaciones y abusos” sufridos por los migrantes que transitan el Tapón del Darién, zona selvática que une América del Sur y Centroamérica, utilizado por aquellos buscando un mejor futuro en Estados Unidos y Canadá.
Marta Hurtado, portavoz de la oficina de la ONU, ha detallado que durante su travesía, los migrantes enfrentan innumerables riesgos, como violencia sexual, particularmente alarmante para niños, mujeres, miembros del colectivo LGBTI y personas con discapacidad. Además, denunció asesinatos, desapariciones, trata de personas y robos perpetrados, en muchos casos, por grupos criminales organizados.
La magnitud del problema se refleja en las cifras: solo este año, más de 330.000 personas han cruzado esta peligrosa región de 575.000 hectáreas entre Colombia y Panamá, superando notablemente las 248.000 del año pasado. “El viaje por esta selva puede durar entre cuatro y siete días en períodos de sequía, pero se extiende hasta diez días durante los meses de lluvia”, señaló Hurtado.
Frente a este creciente desafío, el Gobierno de Panamá, con respaldo internacional, ha erigido dos centros de recepción en la provincia de Darién y uno en la frontera con Costa Rica, ofreciendo refugio, alimentos, atención médica y saneamiento básico. Sin embargo, Hurtado enfatiza que la ayuda en ambos países sigue siendo insuficiente, deteriorando aún más las condiciones de vida y exponiendo a los migrantes a mayores riesgos.
La oficina de Naciones Unidas hace un llamado urgente para que la comunidad internacional intensifique su apoyo y solicita a Panamá y Costa Rica que aborden las raíces del problema, las causas que empujan a estas personas a dejarlo todo. “Responder a los desafíos migratorios requiere de soluciones colectivas a nivel regional e internacional”, finalizó la portavoz.
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