En Córdoba, indemnizadas víctimas con más de 770 millones de pesos.

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MONTERÍA. Un acto simbólico fue la antesala a esta entrega que, entre lágrimas y sonrisas, benefició a 70 personas de 15 poblados de todo el departamento.

La Unidad para las Víctimas realizó hoy una jornada de notificación en la que se les entregaron cartas de indemnización a setenta víctimas del conflicto armado, de diferentes hechos victimizantes, por un valor que asciende a los 770 millones de pesos.

Esta entrega realizada en el auditorio del centro regional de la capital del departamento, luego del acto simbólico “La luz que ilumina el camino hacia la Paz”, incluyó víctimas de Ayapel, Canalete, Cereté, Chinú, Los Córdobas, Momil, Montelíbano, Montería, Planeta Rica, Puerto Escondido, Puerto Libertador, Sahagún, San Carlos, San Pelayo y Valencia.

“Gracias por la paciencia que nos tuvieron ante todo lo que se requirió para que hoy reciban este recurso, que les recomendamos invertir apropiadamente, y que sabemos que jamás compensará el daño que causó el conflicto, pero sí abre una brecha de esperanza para organizar el sendero del camino”, expresó a los asistentes Manuel Pacheco, director territorial de la Unidad para las Víctimas en Córdoba.

Durante la notificación algunas víctimas recordaron los horrores sufridos, como Eufemio Arias Guerrero. “Por hacer un favor de guardar un ganado y llevarlo a la finca de los hijos de un amigo asesinado, los paramilitares que dirigía Carlos Castaño me buscaron a mi rancho donde vivía con mi esposa, me amarraron dos días a un palo de mango en ropa interior, sin poder ir al baño.

“Fue tan feo cuando veo venir a uno de esos hombres con un machete, que pensé que era para matarme; le pedí que mejor me diera un tiro y no me degollara para que el dolor fuera menor, pero respiré cuando pasó de largo y dio la vuelta al árbol y usó el machete para mochar el poliéster; estaba tan débil que me caí y me golpeé toda la cara. Me dieron 24 horas para dejar la tierra, ¡qué dolor que por huir vendimos muy mal la tierrita!

“A mi mujer, al ver que dejamos todo, los animales y el rancho, le dio tristeza, depresión y murió. Llegué a Urabá, donde de nuevo por las tierritas fuimos atacados, y otra vez tuve que salir huyendo; por último, fui atacado en el Diamante”.

Ahora, a sus 75 años, luego de esos tres desplazamientos, Eufemio siente que renació: “Hoy, agradezco a la Unidad para las Víctimas; mi esposa murió y mis hijos ya hicieron sus vidas, así que con este recurso volveré a Urabá a comprar mi parcelita y a cultivar de nuevo, es lo que sé hacer”.

Igualmente, Alejandra Ruiz* narró la violación sufrida hace 15 años. “Una noche, cuando llegué a Turbo a visitar a una tía, llegó un grupo de paramilitares, con vestidos camuflados, y amarraron a los que estábamos en la finca; a mí me llevaron a un lugar del monte, donde varios abusaron de mí, recuerdo a cinco porque creo que me desmayé, mi mente quedo en blanco.

“Luego de tres meses de aquella noche, me di cuenta de que estaba embarazada, y no lo entendía con tan solo 15 años, parece que mi hijo era perezoso porque nunca sentía pataditas en mi panza; recordaba que mi mamá, quien ya falleció, nunca estuvo de acuerdo con los abortos, así que Dios me dio la fuerza para superar todo, y decidí tener a mi hijo, quien es mi vida entera”.

Dicho esto, Alejandra cambió sus lágrimas por una sonrisa. “Hoy, soy una mujer feliz, no ha sido fácil, pero tengo claro que debemos luchar por lo que queremos. Hoy recibo este dinero, pero por momentos me parece que me estuvieran pagando por lo horrible que viví, ¿el premio es para ellos? Me pregunto, pero sé que no; voy a cumplir mi sueño de ser psicóloga, pero sé que debo sanar, ya que yo sí quiero en un futuro liderar procesos con otras personas que también han sufrido el delito de la violencia sexual”, concluyó.

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