La politiquería sigue siendo el cáncer que destruye el progreso en Riosucio. Una y otra vez, iniciativas que nacen con fuerza, con reconocimiento y con verdadero impacto social son condenadas al olvido, simplemente porque quienes llegan al poder no las consideran parte de su bando. En lugar de pensar en el bienestar del pueblo, las oportunidades de empleo y el desarrollo, se priorizan intereses mezquinos, cerrando las puertas a proyectos que podrían cambiar vidas.
Uno de los ejemplos más lamentables de este abandono es la Fundación Social de Mujeres Riosuceñas Construyendo Paz MACORIPAZ, una organización que surgió en el 2003 como respuesta a la tragedia del desplazamiento forzado, cuando cientos de familias afrocolombianas, mestizas y paisas tuvieron que huir de sus territorios en la cuenca del Río Truandó, Salaquí, Cacarica y las riberas del Río Atrato. Estas mujeres, en lugar de rendirse, decidieron organizarse y luchar, logrando impactos significativos en la reconstrucción del tejido social y la generación de oportunidades para muchas familias afectadas.
Los reconocimientos hablan por sí solos: Premio Mujer Bocachica (2003), Esfuerzo y Liderazgo de Mujeres en Urabá (2006), Antena de Oro al Mérito Solidario (2009), Premio Nacional de Paz (2010), Mujer Cooperativista (2011), entre muchos otros. MACORIPAZ llegó a ser respaldada incluso por la Gobernación de Antioquia, logrando establecer una oficina en Medellín con un equipo de trabajo sólido.
Pero, ¿qué pasó en Riosucio? Nada. O peor aún, la indiferencia y la mezquindad política hicieron que esta fundación, en lugar de fortalecerse en su propio territorio, terminara relegada al olvido. Un proyecto con reconocimiento nacional, que podría haber sido un modelo de resiliencia y desarrollo en el Chocó, fue condenado por la falta de apoyo y el sectarismo político que nos sigue condenando al atraso.
La pregunta es: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo Riosucio seguirá destruyendo sus propias oportunidades por simples rivalidades políticas? ¿Hasta cuándo dejaremos que la politiquería ahogue los esfuerzos de nuestra propia gente? No podemos seguir permitiendo que la historia se repita. Es hora de exigir que las iniciativas con impacto social sean apoyadas sin importar quién esté en el poder. Porque cuando se cierran las puertas al progreso, no pierde un alcalde ni un partido político, pierde todo el pueblo.
Es tiempo de despertar. Riosucio merece más.
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