La Institución Educativa Nuestro Esfuerzo, nacida en medio de la adversidad, sigue enfrentando nuevos desafíos. En esta ocasión, los amigos de lo ajeno no dudaron en causar un profundo perjuicio a la comunidad educativa al sustraer una taza sanitaria. Los ladrones lograron ingresar a las aulas temporales al despegar una de las tablas del piso, dejando una vez más en evidencia la fragilidad de las instalaciones y la vulnerabilidad de esta escuela.
Esta institución educativa tiene sus raíces en la tragedia de la violencia que azotó a Riosucio en 1996 y 1997. Su historia comenzó como “la escuela de los desplazados”, un lugar que acogió a niños y jóvenes que llegaban al casco urbano huyendo de la violencia en las zonas rurales. Inicialmente, 27 niños sin acceso a la educación fueron atendidos en una casa alquilada gracias a los esfuerzos del entonces alcalde Faustino Martínez Jiménez Q.E.P.D y del supervisor de educación, Óscar Quejada. Sin embargo, el éxodo de familias pronto aumentó la matrícula a 360 estudiantes para junio de 1997.
Con la resistencia de la comunidad y un arduo debate liderado por Óscar Quejada, el 15 de agosto de 1997 se aprobó formalmente la creación de la escuela mediante el acuerdo 011 del consejo municipal. En 2003, esta noble iniciativa se consolidó como una institución educativa con más de 800 estudiantes, ofreciendo una oportunidad de superación a cientos de jóvenes que, en su mayoría, enfrentaron enormes adversidades.
Hoy, 27 años después de su fundación, la Institución Educativa Nuestro Esfuerzo sigue luchando por superar las dificultades. Profesores y estudiantes anhelan con fervor la construcción de nuevas instalaciones dignas y adecuadas para continuar su misión de formar ciudadanos que puedan aportar al desarrollo de Riosucio. Sin embargo, mientras esperan la materialización de este proyecto prometido, son los delincuentes quienes llegan primero para arrasar con lo poco que tienen.
La comunidad educativa hace un llamado a las autoridades para que, además de priorizar la construcción de la institución, se brinde seguridad a las actuales instalaciones. No se trata solo de proteger objetos materiales, sino de preservar la dignidad de un lugar que representa esperanza, esfuerzo y la oportunidad de un futuro mejor para Riosucio y sus habitantes.
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