En una demostración de persistencia y dedicación, Zoilo Asprilla Lara, un retirado suboficial de la policía conocido por su destacada carrera de 26 años en la que logró desarmar a más de 2.800 pandilleros, ahora apunta a desarmar la indiferencia del Gobierno Nacional frente a la urgente necesidad de dragar las bocas del río Atrato. Con la misma tenacidad que empleó en las calles para reconciliar a jóvenes y pandillas a través de la educación y el deporte, Asprilla busca llamar la atención sobre una problemática ambiental que amenaza con inundaciones recurrentes y pérdidas humanas y económicas significativas.
Su historia, desde sus días como promesa del fútbol colombiano hasta convertirse en un emblema de la lucha comunitaria por la seguridad y el bienestar social en Barranquilla, resuena ahora en su más reciente batalla: la solicitud formal ante la Presidencia de la República para la canalización del río Atrato. A través de diferentes radicados uno de ellos el EXT23-00025055, Asprilla no solo ha planteado una solución a una problemática sino que también ha evidenciado la necesidad de una acción coordinada entre diferentes entidades gubernamentales, incluyendo el Ministerio de Transporte, el Ministerio de Minas y Energía, la Unidad Nacional de Riesgo y Desastre, y el Ministerio de Ambiente.
La respuesta del gobierno, aunque reconoce la recepción de su petición y la complejidad sectorial del tema, sugiere un camino burocrático lleno de desafíos. Sin embargo, el espíritu indomable de Asprilla, que una vez transformó barrios enteros ofreciendo alternativas de vida a jóvenes en riesgo, se mantiene firme en la convicción de que es posible generar un cambio significativo.
Asprilla, cuyo retiro de la policía marcó el fin de una era de compromiso directo con la comunidad, no ha dejado de servir a su país y ahora, desde un ángulo diferente, continúa su labor. Su historia personal y profesional subraya un mensaje claro: con determinación y solidaridad, es posible enfrentar y superar incluso los desafíos más grandes. Ahora, al igual que en su pasado, busca construir puentes, no solo entre orillas del río Atrato, sino entre la comunidad y su gobierno, esperando catalizar una acción urgente para prevenir futuras tragedias en Riosucio.
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