En su reciente visita a Quibdó, Chocó, el presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, expresó su profunda indignación respecto a la administración del acueducto de la ciudad. Durante el último evento público de su gira por el Pacífico colombiano, el mandatario se mostró visiblemente molesto tras escuchar las quejas de algunos ciudadanos sobre el manejo del acueducto.
El presidente Petro cuestionó cómo, a pesar de su compromiso con la construcción de igualdad social, el gobierno no había asumido aún la responsabilidad del acueducto de Quibdó, la capital de Chocó, señalando la importancia crítica de esta infraestructura en una de las ciudades más pobres del país y con una población mayoritariamente afrocolombiana. Resaltó la urgencia de atender a los servicios básicos de las comunidades más vulnerables, especialmente en lo que respecta al acceso al agua.
El descontento del presidente se agravó al saber que el acueducto estaba aún bajo la administración de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y había sido intervenido por la Superintendencia de Servicios Públicos, la cual entregó su control a la empresa antioqueña hace varios años.
Petro criticó la lentitud en la acción gubernamental en este asunto, enfatizando que la gestión del agua y los acueductos en áreas pobres debería ser una prioridad desde el primer día en el despacho ministerial. Esta declaración refleja la preocupación del presidente por la efectividad de su gobierno en abordar y resolver problemas esenciales que afectan directamente la calidad de vida de los ciudadanos en regiones vulnerables como Chocó.
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