Después de años de lucha y superación, la familia Calazán, quienes fueron víctimas de despojo y abandono forzado de tierras en la región de Urabá, han logrado restituir su parcela y convertirla en un próspero proyecto productivo. Gracias al acompañamiento de la Dirección Territorial Apartadó de la Unidad de Restitución de Tierras (URT) y la intervención del Tribunal Superior de Antioquia, Eugenio Calazán y su familia recuperaron su tierra y reconstruyeron sus sueños.
La “Parcela Uno” de cuatro hectáreas, que había sido adquirida en 1994, se convirtió en un terreno lleno de maleza después de años de abandono. Sin embargo, con los recursos entregados por la URT, la familia aprovechó al máximo los 39.900.000 pesos para iniciar un proyecto productivo. En marzo de 2022, sembraron tres hectáreas, dos de papocho y una de banano manzano, y meses más tarde construyeron una empacadora y montaron un sistema de garrucha. Además, sembraron una nueva hectárea de manzano, alcanzando un total de cuatro hectáreas sembradas.
Durante este año, la familia Calazán ha iniciado el proceso de exportación de su fruta a través de la certificación de dos compañías que han otorgado los códigos IBM a su producto. En promedio, exportan semanalmente 130 cajas de papocho y 50 cajas de banano manzano. Este proyecto productivo no solo ha mejorado la calidad de vida de la familia, sino que también ha generado empleo en la región. Tres personas se encargan de la administración y mantenimiento del cultivo, mientras que otras cuatro personas de la vereda apoyan los embarques.
La historia de la familia Calazán es un ejemplo de superación y transformación gracias a la política pública de restitución de tierras y la voluntad de las familias por cambiar su historia una vez que regresan a sus territorios. Eugenio Calazán expresa su gratitud y afirma que siempre tuvo fe en que volvería a su tierra. Ahora, gracias a su esfuerzo y dedicación, cuenta con una próspera plantación de papocho y banano manzano que proporciona alimento para su esposa e hijos.
Además de los logros individuales de esta familia, la implementación de proyectos productivos en la región de Urabá ha beneficiado a un total de 270 familias, con una inversión de más de 8.000 millones de pesos. Se han impulsado diversas líneas productivas como ganadería, porcicultura, piscicultura y agricultura, incluyendo cultivos de musácea (plátano y banano), cacao, yuca y limón Tahití.
La tierra de Urabá, que ha sido testigo de violencia y despojo por parte de grupos armados, está recuperando su historia a través de la restitución de tierras y el esfuerzo de las familias que, como la familia Calazán, están transformando sus vidas y generando un impacto positivo en la región.
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