Tras cerca de 15 horas de viaje, 115 familias emberá que se encontraban desplazadas en Medellín, regresaron a sus territorios ancestrales en Chocó.
Luego de un extenuante viaje de poco más de 15 horas por vía terrestre, 115 familias indígenas emberá que estaban desplazadas en la ciudad de Medellín, algunos de ellos por más de seis años, retornaron en 15 buses a sus resguardos nativos.
La operación que se cumple en dos fases durante la presente semana es coordinada por la Unidad para las Víctimas y la Alcaldía de Medellín y cuenta con el acompañamiento de la Policía Nacional, ICBF, las alcaldías de Pueblo Rico, Bagadó, Defensoría del Pueblo, entre otras entidades.
Las familias recibieron por parte de la Unidad kits de hábitat, tejas, puntillas, amarras, kit de alimentación y dinero para el transporte mular hasta sus destinos finales, compra de madera para mejorar las viviendas y apoyo para la sostenibilidad en territorio.
“Estamos muy contentos de llegar al territorio, estar de nuevo en casa reencontrándonos con la familia y con personas que dejamos hace años atrás, en Medellín muchos pasamos dificultades, pero ahora estamos de nuevo en nuestro campo, solo queremos que nos cumplan los compromisos para poder permanecer”, argumentó Martín Campo, jefe de hogar retornado.
Por su parte la administración municipal de Medellín e ICBF, realizaron la entrega de la bienestarina líquida, los enseres de cada familia y esta misma semana se les entregarán en territorio utensilios de cocina, mercado, kits de agricultura, insumos para artesanías, dotaciones deportivas y algunas donaciones por parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ANUCR).
Este retorno se realiza en dos fases, en la primera de ellas la mitad de las familias ya llegó al territorio y la otra mitad hará lo propio saliendo de Medellín el jueves 25 de mayo en la noche, para llegar al departamento de Risaralda el viernes 26 de mayo.
Tras un año y seis meses de vivir en Medellín como desplazada, Delicia Sintúa, líder y guardia indígena, nos da su concepto del retorno: “Hoy agradecemos mucho este retorno hasta Agüita, en Medellín teníamos muchos riesgos y peligros y ahora estamos de nuevo a un paso de nuestra casa, acá en comunidad se hace más fácil conseguir alimentos y recursos, esperamos que las entidades cumplan con los proyectos y podamos estar en paz”.
El costo de la operación por parte de la Unidad asciende a $1.086 millones de pesos, para cumplir con todas las garantías y los principios de seguridad, voluntariedad y dignidad, en los cuales están enmarcados estos retornos.
“Este es un esfuerzo grande que hacemos varias entidades de resorte nacional y territorial, les estamos garantizando todo para que el retorno se haga en las mejores condiciones, con dignidad y generando confianza en la oferta integral, queremos que ellos permanezcan en sus resguardos y que no tengan que volver a pasar necesidades en las grandes ciudades”, concluyó Luis Eduardo Torres, director territorial de la Unidad en el Eje Cafetero.
En la Unidad para las Víctimas cambiamos para servir, con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.