Desde hace dos meses es el nuevo orientador que atiende con enfoque diferencial étnico a los indígenas víctimas del conflicto armado en ese municipio.
Edinson Domico tenía apenas 7 años cuando su familia lloró a su hermano, asesinado en una incursión violenta de la guerrilla de las FARC en el resguardo indígena.
Fue hace 19 años y su primera experiencia dolorosa fijada en su memoria por causa del conflicto armado. Pero no fue ni la primera ni la última víctima de los grupos armados ilegales en la comunidad emberá Llanogordo, en el municipio antioqueño de Dabeiba.
Solo en ese año (2002) llenaron de luto a varias familias con la masacre de siete indígenas y causaron el desplazamiento forzado de sus habitantes, que luego regresaron.
“Los grupos guerrilleros y paramilitares han hecho un daño irreparable cometiendo asesinatos, secuestros, desapariciones forzadas de los indígenas y no indígenas en nuestro territorio, que ha sido muy sufrido por la violencia”, relata Edinson justo después de atender, en su propio dialecto, a una mujer emberá y su hijo durante una jornada de reparación a víctimas.
Con la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, desde hace dos meses, asumió el reto de ser el orientador que garantice el enfoque diferencial étnico a esta población en Dabeiba y en otros municipios.
Para Edinson, que en la oficina de atención a víctimas luce con orgullo los collares artesanales o su rostro pintado, según la tradición de los emberá, ser el primer orientador étnico no es solo un trabajo.
Siente que es un compromiso personal. Por eso lo entusiasma “servir con mucha alegría a mi pueblo y puedo sentir cuando ellos vienen y se sienten familiarizados porque hablo el idioma y también vengo de un resguardo golpeado por el conflicto”.
Compromiso cumplido
La comunicación directa era una de las necesidades y por eso se creó el cargo en este municipio donde habitan cerca de 7.000 aborígenes repartidos en 11 resguardos con 36 comunidades. Muchas de ellas, a su vez, afectadas por décadas del conflicto armado.
Según Domico, “antes había una barrera de acceso a la adecuada atención y ahora lo principal es atender a esos indígenas que vienen de grandes montañas y porque muchos no saben hablar el idioma español”.
Con la creación del cargo, la Unidad para las Víctimas cumple con las autoridades indígenas de Antioquia y con la minga los acuerdos pactados desde el año pasado.
Al respecto el director territorial en Antioquia, Wilson Córdoba Mena, señala que “teníamos un compromiso de tener el enlace indígena como orientador, quien prestará sus servicios en Dabeiba y otros municipios como Andes y Urrao, que aglutinan a la mayoría de la población indígena para brindar una atención eficiente y dignificada”.
En Dabeiba se implementan planes d reparación colectiva a campesinos e indígenas y de retornos y reubicaciones de desplazados; se da atención sicosocial y se entregan dotaciones para mejoramiento de infraestructura comunitaria (escuelas, centros de salud, casetas, cultivos) y emprendimientos de las víctimas.
Hace un mes, con Edinson Domico como orientador, se cumplió la más reciente jornada con la que se superaron las 4.000 indemnizaciones económicas pagadas a víctimas del conflicto en este municipio priorizado, donde la Unidad para las Víctimas ha invertido más de 36.500 millones de pesos en su reparación individual y colectiva.
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