Varios sectores de la cabecera municipal de Riosucio Chocó, afectados por inundaciones.

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Un nuevo desbordamiento del río Atrato amenaza con inundar la cabecera municipal de Riosucio Chocó. Varios sectores de sus calles urbanas ya se encuentran bajo agua, las alarmas se encienden debido a que este fenómeno natural, que periódicamente afecta a las poblaciones de la parte baja del Atrato, no solo trae problemas de movilidad, sino que pone en riesgo la vida de los niños y niñas.

En Riosucio difícilmente una inundación pasa sin dejar muertes de niños por inmersión, este lamentable hecho es mucho más perturbador si tenemos en cuenta que en ocasiones el Atrato inunda estas poblaciones hasta 3 veces en el año.

La pérdida de vidas humanas, especialmente de menores ya se ha convertido en parte de las tantas leyendas urbanas, pues hay quienes piensan que durante las inundaciones el río no baja sus aguas hasta que no muera al menos un niño ahogado.

Los Riosuceños una vez más se encuentran literalmente con el agua al cuello, para moverse por las calles deben hacerlo con los pies en el agua, ya que pese a la actual situación aún no se han construido los acostumbrados puentes que constituyen largas filas de tablones elevados sobre estacas que evitan que las personas se mojen; claro esta si cuentan con el suficiente equilibrio y experiencia para sortear los obstáculos.

Esta triste realidad que parece escapar de la mente de sus habitantes y mandatarios cuando el Atrato corre manso dentro de su cauce hacia su desembocadura el golfo de Urabá. Desconociendo la gran mayoría que en su paso va arrastrando toda la basura que los habitantes de las comunidades ribereñas inescrupulosamente arrojan en sus aguas y los desechos de actividades mineras y madereras que se asientan en sus bocas, sedimentándolas para luego revelarse en épocas de lluvia como la actual.

Las malas prácticas y la falta de conciencia ambiental, continúan violando los derechos del Atrato y como un efecto dominó afecta a sus comunidades ribereñas. A pesar de la histórica sentencia de la Corte Constitucional de Colombia en 2016, cuatro años después poco o nada ha cambiado la realidad del río y sus habitantes.

Es que los 750 kilómetros que recorre el Atrato desde el Cerro el Plateado hasta el golfo de Urabá deberían estar en permanente vigilancia de INVIAS por tratarse de una vía nacional. Pero al contrario el más caudaloso y el tercer rio más navegable de Colombia, el único declarado sujeto de derechos es también uno de los más olvidados por el estado y sus comunidades.

Entonces quien le responde al pueblo por las inundaciones que constantemente los aflige bajo la mirada esquiva del ministerio de transporte y su Instituto Nacional de Vías INVIAS.

El mismo que actúa con inmediatez cuando en las principales vías terrestre se presentan derrumbes, para recuperar el tráfico de vehículos, pero no aparece para dragar las bocas del río Atrato, no solo para garantizar su navegabilidad sino también para prevenir la muerte de niños por inmersión.
Qué esperan los alcaldes, concejales y líderes de los municipios del bajo Atrato, para de un manera contundente y unificada, le exijan al gobierno nacional, atención definitiva a esta grave situación (dragado permanente, Muros de contención y en caso sea necesario reubicación)

 

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