FAO y Gobierno nacional perfeccionan modelo rural para la superación de la pobreza.

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Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tanto la pobreza monetaria como la multidimen­sional se incrementan al aumentar el grado de rura­lidad y la distancia al sistema de ciudades.
Una de las fortalezas de la entidad es la alta presencia en territorios dispersos, fue una de las principales conclusiones del convenio que acaba de terminar entre esa organización y Prosperidad Social y en el cual se incluyeron análisis sobre seguridad alimentaria, fortalecimiento institucional, sinergias entre programas e inclusión productiva frente a la protección social rural.
Con el objetivo de ser más efectivos en la reducción de la pobreza rural y rural dispersa, el Gobierno nacional y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) analizaron, a la luz de la protección social ampliada, la optimización de los programas sociales actuales y cómo estos se pueden articular en una ruta integral de atención entre las comunidades que habitan esos sectores.

Esto se produjo en desarrollo del convenio entre el Departamento para la Prosperidad Social y la FAO en el cual se establecieron caminos para el fortalecimiento de la Estrategia Nacional para la Superación de la Pobreza Unidos en áreas rurales. De acuerdo con el diagnóstico del organismo, mientras en la zona urbana una de cada cuatro personas es pobre por ingresos, en la rural lo es una de cada tres, lo cual evidencia la amplia brecha de carencias entre las ciudades y el campo.

Una de las alternativas propuestas es la Ruta integral para la reducción de la pobreza rural, la cual se propone sea la instancia donde confluyan los programas actuales de Prosperidad Social pero encaminados hacia el mejoramiento de ingresos y hacia el acceso a bienes y servicios, con miras a reducir la vulnerabilidad de los hogares y migrar hacia una sólida protección social.

Para ese organismo, Prosperidad Social tiene a favor una amplia experiencia en focalización en zonas rurales y rurales dispersas, variedad de intervenciones en diferentes frentes, programas con co­bertura nacional como Familias en Acción y la Estrategia Unidos, capacidad de articulación entre entidades, y presencia de equipos de tra­bajo en territorio, pero señala retos como lograr intervenciones integrales de escala, profundizar en seguimiento y monitoreo, y lograr la especialización en la prestación de servicios a otras entidades y actores.

“La información que nos brinda FAO es muy valiosa, al igual que las conclusiones del análisis de sinergias a cargo de la Universidad de los Andes pues nos permite ampliar nuestra visión para realizar cambios, especialmente en Unidos, que esperamos sea la plataforma y base de datos para todo el sector social del Estado”, indicó la directora general de Prosperidad Social, Susana Correa Borrero, quien dijo además que al rediseño de Estrategia Unidos se le deben adicionar algunos factores que permitan atender a los colombianos más pobres del país.

A su turno, el representante de FAO en Colombia, Alan Bojanic, manifestó que no solo en el contexto social colombiano se hace urgente articular a las diferentes instituciones relacionadas con la reducción de la pobreza. “Se trata de un desafío que enfrenta la región, no solo Colombia”, aseguró.

Dentro del convenio se realizó también la construcción de una estrategia de desarrollo de capacidades técnicas para cualificar el Modelo Rural de la Estrategia Unidos; un análisis sobre la sinergia y complementariedad de programas de inclusión social y productiva, al igual que Familias en Acción y Estrategia Unidos, y se establecieron acciones estratégicas misionales para capitalizar los aprendizajes.

Por cuarta ocasión FAO y Prosperidad Social desarrollan un trabajo conjunto en el país en los últimos años.

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